Acróstico en honor a Nuestra Señora de Belén, en los trescientos años de su gloriosa aparición.
Por: José G. Hernández P. 26-11-2009
Tres siglos de tu llegada
Reina y madre de lo creado
Inmaculada y sagrada
Consuelo del apenado
Eres un jardín en flor
Noche de luna plateada
Ternura, gracia y candor
Esmeralda bien tallada
Nuestro cariño y fervor
A tí princesa encarnada
Rostro lleno de esplendor
Imagen pura y venerada
Ofrenda de grande amor
Dichosa perla apreciada
Echanos tu bendición
La que tanto es esperada
Atiende nuestra oración
Acógenos en tu morada
Purino envuelto en sudor
Atendió fiel tu llamada
Rindiendo culto en tu honor
Inició la gran cruzada
Con fuerza y con devoción
Invitó a la humilde poblada
Oyendo verso y canción
Notas de tiple y balada
Dios a esta tierra te envió
En misión bien demarcada
La de unir a la Nación
A estar siempre preparada
Vivencia de resplandor
Inmensidad desbordada
Recibe nuestro clamor
Inmensidad desbordada
Recibe nuestro clamor
Guíanos con tu mirada
Embriáganos con pasión
No nos dejes reina amada
Dadnos constancia y valor
En este valle de lágrimas
Bendito sea el Salvador
Encarnado en tus entrañas
Lucerito encantador
En tu manto acobijado
Nuestra Señora de amor, de paz y dicha soñada.
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