Por: José G. Hernánddez P.
Houston, 26 de Noviembre del 2011.
Desbordantes de alegría
desechemos las tristezas
resaltemos la grandeza
de nuestra Virgen María,
ella apareció este día
en esta gran población,
porque en su advocación
de María de Belén
trajo con ella también
su Sagrado Corazón.
Nos llena de bendiciones,
nos arropa con su manto
y en su trono sacrosanto
oye nuestras peticiones,
son muchas las oraciones
que a ella le dedicamos
y nunca nos alejamos
de su presencia divina,
porque ella nos ilumina
el camino donde andamos.
Para tí no es sólo un día
el que alegre celebramos,
son todos los días del año
para tí madrecita mía.
Este pueblo en tí confía
porque tu eres generosa,
intercedes por las cosas
que con humildad pedimos
y luego las recibimos
de tí mi reina preciosa.
Madre pura e inmaculada
obra del Padre Creador,
veneramos con fervor
tu presencia madre amada,
tu belleza inigualada
plena de dicha y encanto,
con el Espiritu Santo
y tu hijo el Redentor
nos embriagan con su amor
y mitigan nuestros llantos.
Dios te salve reina y madre
por ser tan misericordiosa,
eres línda y primorosa
majestuosa y siempre amable,
milagrosa y admirable
con esa tierna mirada,
que la llevamos clavada
muy dentro del corazón
porque tu eres la razón,
la fe y la dicha soñada.
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